El trago duro que representa una entrevista de trabajo se verá aliviado en parte si la afrontamos con una serie de conocimientos previos que mejoren la conducta y la imagen que ante los técnicos de personal queremos dar.
Es necesario plantear la entrevista laboral con una serie de recursos previos bien estudiados, entrenados e interiorizados para que durante el desarrollo de la conversación, la misma transcurra por los cánones que deseamos y los mensajes e impresiones que los entrevistadores reciban sean los que nosotros, como candidatos, deseamos vender, ya que al fin y a la postre, nuestra intención es que esos entrevistadores nos vean como la persona ideal a engrosar las filas de la organización.
En este post quiero introducir un tema que en entradas posteriores iré desgranando pormenorizadamente, me refiero a la comunicación no verbal. Esos mensajes corporales en los que las personas, sin querer y de modo inconsciente, dan más información de la que realmente quisieran y que para los profesionales del conductismo y de la psicología no pasan desapercibidos, pudiendo convertir sin querer, una entrevista que verbalmente ha sido correcta y bajo los cánones establecidos, en una sucesión de errores, equivocaciones y desajustes gestuales y posturales respecto a lo que el entrevistado manifiesta,
Es conocido desde hace tiempo que es un aspecto clave desde el punto de vista psicológico, y los psicólogos, utilizados asiduamente en los departamentos de recursos humanos, son verdaderos conocedores del significado inconsciente que cada gesto y postura representa.
También es importante no dar valor absoluto a todas estas cuestiones. Las personas tienen sus tics, sus gestos, sus posturas favoritas y un comportamiento determinado no tiene porque implicar que, según las teorías de comunicación no verbal clásicas, de las que son grandes seguidores muchísimas consultoras de recursos humanos, ese candidato sea tímido, mienta o parezca inseguro ante los entrevistadores.