La recogida de los productos de temporada en la agricultura europea, esa tarea que creíamos olvidada al realizarla emigrantes extranjeros, vuelve con fuerza al mercado laboral español.
Entre 4.000 y 5.000 temporeros, casi todos ellos andaluces, han trasladado sus bártulos y enseres imprescindibles para trabajar en la campaña de la fruta en Francia, ante la falta de perspectivas laborales en España y los mejores salarios pagados en el país vecino.
Jesús Acasuso, secretario de Política Social y de Igualdad de la Federación de la Industria y Trabajadores Agrarios (FITAG) de UGT, explica que este año ha aumentado el número de personas por la crisis de la construcción.
El porcentaje de aumento respecto a otros años se cifra entre un 10 y un 12%, y sus labores se centran en la recogida de ciruela, albaricoque, nectarina, melocotón, fresas, cerezas o realizar el aclareo del manzano.
Estos trabajadores cobran un sueldo de 9 euros/hora lo que comparado con los 6-7 de España, unido a los aumentos por horas extras y las ayudas familiares que pueden elevar la nómina hasta los 1.800 euros al mes, explica el porqué de este éxodo estacional.
Los empresarios franceses entienden que a una persona que se desplaza cientos de kilómetros para trabajar hay que garantizarle cierta continuidad laboral y unas condiciones económicas que le resulten atractivas.
En opinión de Jesús Acasuso, resulta absurdo que España precise la contratación de hasta 70.000 temporeros contratados en origen cuando al mismo tiempo 23.000 jornaleros nacionales salen a trabajar a Alemania, Bélgica, Holanda o Francia.
Un temporero español que esté cobrando un subsidio de desempleo no considera atractivos los salarios españoles en relación a los pagados por la misma tarea en Europa. Esto hace que muchos trabajadores de temporada agrícola emigren durante un tiempo al extranjero evitando trabajar en el tomate murciano, los invernaderos de Almería o la fresa de Huelva.