Hablar de problemas de adicción al trabajo en un momento de crisis económica puede resultar un tanto irónico. La realidad es que más allá de que existen casos de personas que quieren encontrar un empleo y ahora mismo, parece un reto a largo plazo, lo cierto es que también existen casos de personas que tienen una dependencia emocional extrema del trabajo. Hasta el punto de que este tipo de personas suelen medir su nivel de autoestima en base a sus logros o éxitos profesionales. Por tanto, cuando llega un tropiezo también es habitual que sientan cómo su sentimiento de valía interior se viene abajo.
Aquellas personas que tienen adicción al trabajo y miden su valor en base a sus resultados no se relajan porque continuamente tienen la sensación de que deben hacer méritos para ser aceptadas a nivel social, amadas por la pareja, valoradas por las amistades…
Es importante tener una visión adecuada del ser humano para entender que el trabajo es sólo una dimensión más de la vida humana. La realidad es que es sano y necesario a nivel emocional descansar y saber desconectar de los problemas de la oficina.
Generalmente, una persona que se vuelca al cien por cien en su trabajo no sabe disfrutar como debería de las relaciones sociales, de los planes de ocio y de tiempo libre, de la alegría de vivir en contacto con la esperanza del descanso y de no hacer nada en momentos puntuales. Es curioso como ahora que se acercan las vacaciones de verano habrá personas que ni siquiera esos días podrán descansar porque estarán conectadas continuamente al correo electrónico y pendientes del teléfono móvil.
Debes aprender a trabajar para vivir, pero no a vivir para trabajar.
Imagen: A qué somos adictos