El panorama laboral actual, a veces, se muestra de los más desapacible y negativo, sencillamente, porque detrás de cada caso de desempleo existe una persona con nombre y apellidos que tiene una historia particular y concreta. Por ello, el desempleo tampoco afecta por igual a todas las personas. Es decir, es muy diferente el caso de un joven de 25 años que cuenta con la ayuda de sus padres, que el caso de un adulto de más de 50 años que tiene una familia a su cargo y siente en primera persona la tragedia del despido laboral. En ese caso, la verdad es que es importante ser realista pero eso no significa ser dramático. Aunque a veces parezca que tener cincuenta años puede ser perjudicial para empezar de nuevo en el mercado laboral, la verdad es que existen ofertas de trabajo en las que se busca precisamente a una persona madura y responsable que pueda aportar referencias.
Por otra parte, en caso de que estés en desempleo puedes aprovechar un tiempo para volver a estudiar y reciclar tu currículum. Siempre es bueno obtener nuevos conocimientos para ampliar el campo de experiencia práctica que a veces, resulta muy difícil. Debes mostrarte receptivo a la hora de trabajar y no encasillarte en una función en concreto, es decir, si encuentras una oportunidad aprovéchala. Piensa, simplemente, que ya aprenderás.
Por otro lado, en caso de que tengas a alguien que pueda echarte una mano a la hora de recomendarte en algún trabajo entonces no lo dudes y pide ayuda. Por dar ese paso no pierdes nada, al contrario. El paro después de los 50 años es difícil pero también te recomiendo que te informes en el INEM sobre posibles ayudas económicas a las que puedes tener derecho en base a tus circunstancias.
Imagen: Economía y finanzas
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