Nuestro sistema de relaciones laborales ve cada día como disminuye el número de personas con trabajo, y lo que es peor, con pocas posibilidades de que esos desempleados consigan un nuevo empleo.
Los últimos datos existentes en este sentido, nos dicen que un millón y medio de desempleados ya no reciben ninguna prestación o subsidio, quedándose la tasa de cobertura de desempleo (parados con algún tipo de ingreso) en un 68%, la más baja desde el comienzo de la crisis económica.
Esto significa, en términos generales, que un tercio de las personas en paro de nuestro país no tiene ningún tipo de ingreso, situación a la que se ha llegado por la paulatina reducción de beneficiarios de prestaciones o subsidios y el aumento inesperado del paro en los meses de agosto y septiembre, cuando tradicionalmente en España es una buena época para la contratación de trabajadores, debido al tirón del turismo en la época estival.
Otro dato que indica la gravedad del paro en nuestro país, es que con datos del tercer trimestre, ya existen en España 1,4 millones de familias con todos sus miembros en el paro, habiendo aumentado un 132% en términos interanuales en relación al 2010.
El anormal comportamiento del paro durante el verano se evidencia al observar que al final de julio los desempleados inscritos en los distintos servicios públicos de empleo eran 4,07 millones, mientras que al final de octubre esa cifra ha pasado a 4,36 millones de personas. Un fuerte crecimiento cuya causa es la reticencia de los empresarios a contratar.
Y cuando contratan lo hacen de modo temporal. Así, tenemos que de los 1,06 millones de contratos firmados en agosto, solo 66.118, apenas un 8,2%, lo fueron de carácter indefinido. Y tras el verano, esa enorme cantidad de trabajadores temporales está ahora en la cola del paro.
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