Únicamente un 8% de los trabajadores de nuestro país realiza su tarea desde casa. En los países del norte de Europa o en los Estados Unidos de América, el porcentaje de personas que pueden trabajar desde sus domicilios, ya sea porque optaron por el autoempleo o porque sus empresas permiten el teletrabajo se acerca al 15%, casi el doble que en España.
Las razones para que en nuestro país no despegue la opción del empleo desde casa son, entre otras, la falta de asesoramiento y apoyo a aquellos trabajadores que desean trabajar desde su domicilio, la escasez o inexistencia de ayudas para acometer las modificaciones necesarias, y sobre todo, la cultura existente en nuestro país a la hora de medir el trabajo, no por los objetivos conseguidos durante la jornada laboral, sino por las horas que pasamos en el puesto de trabajo, al margen de la productividad efectiva que resulte de ese tiempo.
Las ventajas del teletrabajo son numerosas. Así, tenemos que si todos los trabajadores de un país de 34 millones de habitantes teletrabajarán únicamente dos días, el ahorro en costes de las empresas seria de 35.000 millones de euros, casi un 20% de los Presupuestos Generales del Estado, sin hablar de la posibilidad de conciliar la vida laboral y familiar y el ahorro en atascos de trafico por la mañana.
A este respecto, Maria Gómez del Pozuelo, CEO en la red social Womenalia afirma: “en 2012 habrá 1.000 millones de personas en el mundo que trabajarán desde casa. Y es lógico, porque el teletrabajo resulta rentable: se ahorra en costes como energía y desplazamientos, y es más productivo, sobre todo si se trabaja por objetivos. Esa es la principal ventaja: el ahorro de tiempo. Si eres capaz de hacer un trabajo de ocho horas en cuatro, la diferencia es para ti”.