Cada vez es más habitual que algunas personas encuentren a su media naranja en el ámbito laboral. ¿Qué hacer entonces cuando después de los inicios románticos hay que hacer frente a la monotonía de compartir trabajo y hogar con la pareja? En primer lugar, es bueno establecer pactos. En el trabajo, prima la relación de compañerismo en vez de la de pareja. Por otro lado, es básico no llevar los asuntos de la oficina a casa, ni a la inversa. De lo contrario, la relación se hará insostenible. En positivo, es bonito trabajar con la pareja cuando se le quiere sorprender de un modo romántico. Y es que, algo tan sencillo como mandarle un ramo de flores, o dejarle una nota sobre su escritorio, puede ser una experiencia bonita que otras muchas parejas no pueden compartir dentro del horario laboral.
Además, trabajar con la pareja no implica que tengas que reducir tu círculo social a nivel laboral a ella. Todo lo contrario, significa que tienes que cultivar tu relación con otros compañeros de trabajo, tomar un café con ellos, tener temas de conversación, mostrarte receptivo ante los demás… En caso de convivir juntos, podréis ahorrar dinero en gasolina al poder ir y volver a casa con el mismo coche. O mejor, dar un paseo que es mucho más saludable y se hace ejercicio.
De una forma especial, a veces, se establece una relación de amor que está basada en el rol jefe- empleado. En ese caso, el empleado de forma injusta puede ser objeto de críticas por parte de los compañeros de trabajo que pueden considerar que tiene una posición preferente. La envidia es uno de los mayores enemigos de la cordialidad en la oficina. En caso de ser la pareja del jefe, es mejor llevar la relación con la mayor discreción posible y que ni siquiera se note.
¿Qué ventajas y qué inconvenientes crees que tiene trabajar con la pareja?