El desempleo no es un drama en sí mismo porque a lo largo de la trayectoria laboral, lo habitual es que en algún momento, a cualquier persona le toque vivir esta etapa. Lo que sí se convierte en una angustia vital es que el desempleo se convierta en una situación interminable en donde la persona puede llegar a estar más de un año sin trabajo. Esta realidad la vive el 64 por ciento de los parados según datos aportados por Randstad.
Una situación durísima y amarga porque enviar currículums durante un año sin tener resultados positivos en esa búsqueda de trabajo resulta duro en todos los niveles. Por una parte, en el ámbito emocional porque cualquier persona necesita tener una ocupación para sentirte mejor, útil y valorada.
Y por otra, a nivel económico, porque por mucho que una persona esté en el paro, las facturas no se paran y los gastos no se detienen. La vida continúa pese a que la persona que está en desempleo se sienta literalmente estancada, en un túnel del que no sabe cómo salir a pesar de que, de verdad, desearía ver la luz.
Una persona que lleva más de un año en el paro, en un gran porcentaje de los casos, tiene su nivel de autoestima más bajo porque ha perdido una de las cosas más importantes que hay en la vida. La esperanza de encontrar trabajo a corto plazo. Y en medio de una crisis económica que parece como una cuesta interminable, son muchas las personas que han perdido esa esperanza y esa confianza en que pueden lograr su objetivo.
Foto – Baquia
Fuente – Equipos y Talento